La importancia de conocer el origen de nuestros alimentos
Que “El hombre es lo que come”, una de las frases celebres de Feuerbach, es una verdad como un templo. La damos tanto por hecho que ni siquiera reparamos en ella. Aunque cada vez hay más gente interesada en conocer el origen de los alimentos, muchas veces no somos conscientes de todo el esfuerzo que implica tener un simple tomate (o, en nuestro caso, el aceite de oliva) en nuestras mesas.
Para aprender la importancia que tiene la producción de alimentos, nosotros recomendamos visitar las explotaciones agrícolas. Conocer el origen de lo que comemos es una actividad educativa para toda la familia: los niños aprenden de dónde vienen los alimentos, y los padres tienen más cuidado a la hora de consumirlos. Solo en 2016 se desperdiciaron una media de 76 kilos de comida por hogar, algo que no se nos ocurriría hacer si cada uno de nosotros estuviésemos obligados a cultivar nuestras propias hortalizas.
A nosotros mismos nos sorprendió que, a los pocos meses de empezar, nos llamaran clientes para que les hiciésemos una visita guiada a nuestra finca olivarera. La mayoría de esas personas eran aficionados a la gastronomía que querían profundizar en su hobby, pero cada vez hay más gente que pone mayor cuidado en la elección de productos.
También es una forma de escapar de la rutina, especialmente si estás muy acostumbrado a la vida de la ciudad. El choque entre lo rural y lo urbano es cada vez mayor, al punto que muchas veces falta comunicación. Al conectar con la naturaleza y realizar actividades al aire libre, el mensaje se recuerda porque es distinto a lo que solemos hacer.
Desde que organizamos las primeras rutas, quisimos poner en valor la importancia del producto local y artesanal. En nuestro caso, vendemos aceite de oliva virgen extra y ecológico, en unos olivares que nuestra familia ha cuidado durante tres generaciones y desde hace más de un siglo. Un aceite sin productos químicos, respetuoso con el medio ambiente, sin intermediarios y que se ha ganado el sello de garantía CAAE. Todo eso no se consigue de la noche a la mañana como han podido comprobar los visitantes de nuestros olivares.
La mayor parte de las cosas buenas requiere tiempo, dedicación y un poco de cariño. Cada uno puede tener diferentes razones para poner en valor el producto ecológico: es algo distinto, no se produce en masa, el beneficio revierte en la comunidad… Sea cual sea la razón, es importantes tener el cuenta que el consumo responsable depende solo de nosotros mismos.
Os recordamos que podéis visitar los olivares centenarios de Proyecto los Aires. Una visita perfecta desde Madrid, o Toledo, que os permitirá pasar un día en el campo conociendo un poco más el aceite de oliva, uno de los alimentos que no pueden faltar en nuestra mesa.